Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Reyes 20, 29-40

29 Acamparon frente a frente durante siete días y el séptimo día
trabaron batalla. Los israelitas batieron a los arameos, 100.000 infantes en
un día.

30 Los restantes huyeron a la ciudad de Afeq, pero la muralla se
desplomó sobres los 27.000 hombres que quedaban. Ben Hadad había huido
y se había refugiado en la ciudad, en una habitación retirada.

31 Sus servidores le dijeron: «Hemos oído que los reyes de la casa de
Israel son reyes misericordiosos. Deja que nos pongamos sayales sobre
nuestros lomos y cuerdas en nuestras cabezas y salgamos hacia el rey
de
Israel. Acaso te deje la vida.»

32 Se ciñeron sayales a sus lomos y cuerdas sobre sus cabezas y
fueron al rey de Israel y le dijeron: «Tu siervo Ben Hadad dice: Que pueda
yo conservar mi vida.» El respondió: «¿Vive aún? ¡Es mi hermano!»

33 Los hombres lo tomaron como buen augurio y se apresuraron a
tomarle la palabra diciendo: «Hermano tuyo es Ben Hadad.» El dijo: «Id a
traerlo.» Ben Hadad salió hacia él, y él le hizo subir a su carro.


34 Ben Hadad le dijo: «Devolveré las ciudades que mi padre tomó a tu
padre; y tú pondrás bazares para ti en Damasco, como mi padre puso
en
Samaría.» - «Con este pacto te dejaré libre.» Hizo un pacto con él y le dejó
libre.

35 Un hombre de los hijos de los profetas dijo a su compañero: «Por
orden de Yahveh, hiéreme»; pero el hombre no quiso herirle.

36 Le dijo: «Por no haber escuchado la voz de Yahveh, en cuanto te
marches de mi lado, el león te herirá.» Se fue de su lado y le encontró al
león, que le hirió.

37 Halló a otro hombre y le dijo: «Hiéreme.» El hombre le dio un
golpe y le hirió.

38 El profeta se fue y se puso a esperar al rey en el camino. Se había
disfrazado con una banda sobre los ojos.

39 Cuando el rey pasaba clamó al rey y dijo: «Tu siervo había llegado
al centro de la batalla cuando uno abandonó las filas y me trajo un hombre y
me dijo: “Custodia a este hombre; si llega a faltar, tu vida responderá por la
suya, o pagarás un talento de plata.”

40 Pero tu siervo estaba ocupado aquí y allá y éste desapareció.» El
rey de Israel le dijo: «Esa es tu sentencia. Tú mismo lo has sentenciado.»